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ESTUDIANTES MOTIVADOS

Cómo incrementar la motivación interna de los alumnos
sin ejercer presión externa.

Motivación intrínseca frente a extrínseca

Cuando escucho decir que hoy en día los estudiantes pasan de todo, me acuerdo de un fascinante artículo sobre motivación de Richard Ryan y Edward Deci  que se ha convertido en todo un clásico de la psicología del aprendizaje por méritos propios.

Si la motivación es la intención de hacer algo, Ryan y Deci distinguen entre el nivel de motivación y su orientación. Es decir, cuánta motivación tengo y por qué surge. Por ejemplo, María tiene el mismo grado de motivación para jugar con la muñeca que le acaba de regalar su abuela que con el juego de construcción que le han regalado a su hermano. Pero, mientras que en el primer caso quiere satisfacer las expectativas de su abuela, en el segundo le mueve la curiosidad por saber qué puede hacer con ello. Motivación extrínseca frente a intrínseca en acción.

Cuando hacemos algo porque nos resulta interesante, porque lo disfrutamos o nos parece un reto estimulante, nuestra motivación es intrínseca y refleja nuestro propio ser. Cuando actuamos porque vamos a obtener una recompensa externa o bien nos sentimos presionados, nuestra motivación es extrínseca y sentimos que no nos representa. Lo hacemos por obligación.

Los autores encontraron que la motivación intrínseca estaba relacionada con un aprendizaje más profundo, un mejor desempeño en la tarea, mayor resistencia a la frustración y un incremento en el bienestar psicológico. Sin embargo, también comprobaron que era socavada por las recompensas externas, las amenazas, las fechas límite o la presión competitiva.

La deseable motivación intrínseca no es exclusiva del ser humano, se observó primero en animales y se le atribuye un papel autorregulatorio. Puesto que el organismo está preparado para la motivación intrínseca ¿qué condiciones favorecen su aparición? Según Ryan y Deci, es necesario que se cubran dos necesidades psicológicas básicas: la sensación de autoeficacia y la de autonomía. Todos hemos experimentado alguna vez lo agradable que es sentirnos competentes en algo que, además, hemos elegido hacer porque nos gustaba o apetecía.

Placer o responsabilidad

Es evidente que la más que deseable motivación intrínseca está ligada al tipo de tarea elegida y a las preferencias personales. Su activación se produce cuando consideramos que la labor que vamos a acometer es novedosa, supone un reto interesante para nosotros y es valiosa en sí misma. ¿Responden siempre las tareas escolares a este patrón? Evidentemente no. Y según el estudiante avanza en su proceso educativo, menos todavía.

Deci y Ryan exponen lo que cualquier profesor, madre o padre ya saben: las demandas sociales y la responsabilidad exigible aumentan al tiempo que crece el alumno, quien se enfrenta a tareas poco o nada interesantes para él o ella. En este caso, son tareas de valor instrumental, se realizan por el resultado que vamos a obtener: ha entrado en juego la motivación extrínseca.

Pero ¿cómo podemos conseguir que el estudiante realice estas actividades poco atractivas pero necesarias para su evolución, sin ejercer presión externa?

Para contestar a esta cuestión, Deci y Ryan diseccionan el concepto de motivación extrínseca. Observaron que este tipo de motivación no era homogéneo, como su contrapartida intrínseca, sino que variaba según el grado de la autonomía que el alumno percibía en sus decisiones. Es evidente que no es lo mismo hacer los deberes para evitar ser castigado que como paso previo para conseguir leer mejor los cuentos que me gustan. Y encontraron que estas diferencias podían atribuirse a la progresiva internalización e integración de los valores sociales. Se entiende por internalización la absorción progresiva de un valor, mientras que la integración es asumirlo como propio.


En base a todo lo expuesto, Deci y Ryan propusieron la siguiente clasificación de los tipos de motivación extrínseca:

Motivación extrínseca según Deci y Ryan
Tipos de motivación extrínseca (Deci y Ryan, 1985)

¿Cómo favorecer la motivación interna?

La progresiva internalización que podemos observar no es un proceso de todo o nada, sino un continuo por el que el alumno se desplaza de izquierda a derecha ¡y viceversa! Los autores alertan de que no se trata de un progreso secuencial natural, aunque con el crecimiento y el incremento de la capacidad cognitiva, se observa una progresiva internalización del estilo de autorregulación y un aumento de la autonomía.

Los estudios de Deci y Ryan en escolares de Educación Primaria corroboran que cuánto mayor era la regulación externa y el control que percibían sobre ellos, menor interés y esfuerzo mostraban en sus tareas o mayor probabilidad había de que echaran la culpa a otros por sus resultados negativos, especialmente el profesor. Por su parte, la búsqueda de aprobación se relacionaba con mayor esfuerzo por parte del alumno, pero también con mayor ansiedad y menor tolerancia a los errores. Sin embargo, la asunción e integración de valores supuso mayor disfrute de la escuela y estilos más efectivos para afrontar los problemas.

Por tanto, el proceso de internalización debería resultar en niños más felices en la escuela, que aprenden más y mejor, sin que padres y profesores tengan que echar mano de presiones o sanciones. ¿Cómo favorecemos este proceso?

En primer lugar, sabemos que tenemos más voluntad en hacer cosas si sabemos que serán valoradas por aquellos que son significativos para nosotros. Deci y Ryan apelaban a este sentido de pertenencia y contacto personal como la base para poder aceptar la realización de tareas no deseadas. Es esencial que los estudiantes se sientan respetados y valorados antes de poder asumir los valores que padres o profesores quieran inculcar.

En segundo lugar, es esencial percibirse competente para alcanzar la meta propuesta extrínsecamente. La sensación de autoeficacia se promueve cuando se presentan desafíos adecuados a la capacidad del alumno y se le ofrecen comentarios relevantes sobre su desempeño.

Por último, la sensación de autonomía es crítica para que el estudiante dé el paso de asumir valores y empiece a transitar por el camino de la autorregulación. De hecho, Deci y Ryan afirman que, solo en contextos que apoyen la autonomía del estudiante, es posible que surja la integración de valores.

Deci y Ryan finalizan su artículo con una de las declaraciones más hermosas sobre el contexto ideal de aprendizaje:

«Hemos señalado que, en las escuelas, para favorecer el aprendizaje motivado intrínsecamente se requieren unas condiciones en el aula que satisfagan estas tres necesidades humanas […] sentirse unido y conectado con los demás, percibir que se es eficaz y saberse autónomo siempre que uno esté expuesto a nuevas ideas o ejercite nuevas habilidades».